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Capitulo 2: No corras lejos de la verdad.
Al darme vuelta me encontré con una mujer, no más de 20 años, pelo rubio, bastante despeinado como si nunca se lo hubiera peinado y mirada perdida.
-¿Una nueva inquilina?- sonrió mirándome.
-Mi nombre es Genevive…- me acerque. –Encantada de- estire mi mano, pero interrumpió.
-¿Cómo la niña de los cortos de Katy Towell?- pregunto alejándose mientras caminaba.
-Sí, algo así…- siguiéndola. -¿Cuál es tu nombre?- pregunté mirándola.
-¿Mi nombre?- me miro con una expresión de superioridad. –Niña, aquí, nadie tiene nombre…- me asusté al escuchar eso.
-No puedes no tener nombre, todos tenemos nombre- los bellos en mis brazos se erizaron, ¿cómo no podía tener nombre? Esta mujer esta loca.
-Pues yo no…- sonrió.
-Usted esta loca- en un momento se quedo para de espalda mio, sentí un frio helado que recorrió mi cuerpo, ¿había dicho algo malo? Me miro, esos ojos perdidos atravesaron mi alma como una daga.
-Aquí- señalando al suelo, obviamente se refería a la instalación. –Todos estamos locos- rio.
-P-pues- mis cuerdas vocales fallaban- Yo no- dije.
-Oh niña, ¿qué te han dicho? ¿Qué te han hecho? Seguramente te dijeron que este era un hospital "Nuevo cristal" ¿no?- asentí. –Esto no es un hospital, esto es un psiquiátrico, loquero, como quieras llamarle, aquí vienen las personas loquitas- ríe. Mi mente entro en pánico, no podía ser verdad, ¿por qué estaba en un psiquiátrico? No había hecho nada malo, no había… Claro, lo entiendo, ahora entiendo todo. Ellos, ellos piensan que incendie el lugar. Mi casa, a mi padre. Corrí, necesitaba hablar de esto con el doctor o lo que sea. Entré indignada.
-¡¿Cómo puede ser que me haya mentido?!- entre indignada.
-Genevive, cálmate…- parándose frente a su escritorio.
-¡¿Calmarme?! ¡Me mintió! ¡Estamos en un sanatorio, loquero, como quieras decirlo!- grite.
-Genevive…- iba a decirme algo pero lo interrumpí al momento.
-Genevive ¡¿qué?!- grite- ¡¿Qué va a decirme?! ¡¿Qué me mintió?! ¿Qué- pronto sentí la puerta abrirse de un golpe, eran dos hombre vestidos de blanco que rápidamente me tomaron, me clavaron una aguja en una parte de mi brazo. Grite, pegue algunas patadas al aire… Pero nada, la vista empezó a fallarme hasta que me quede "dormida".
Desperté entre cuatro paredes blancas, trate de mover mis brazos pero algo no me lo permitía, mire mi torso con dificultad ya que mi vista aun seguía borrosa, era una camisa de fuerza. Me levante asustada. ¿Por qué tenía una camisa de fuerza?
-¡Suéltenme!- grite golpeándome contra las paredes. Nadie me respondía, por más de media hora intente liberarme, pero nada. Me senté en el suelo con lágrimas en los ojos. –Quiero salir, quiero salir- repetía. Las horas pasaban y no me iba de allí, seguía encerrada. Llego la noche, las cosas se veían más terroríficas de lo común. ¿Por qué me hacen esto? Hacerme sufrir por nada ¿realmente lo merezco?
-Huye de aquí…- escuche de vuelta el susurro, no puede ser, estoy sola.
<<Es solo mi imaginación>> pensé <<Me estoy volviendo como ellos>> riéndome para mis adentros.
-Vamos vete- dijo la voz otra vez incitándome a salir de aquí.
-¿Cómo?- susurre a la nada.
-La puerta…- susurro otra vez perdiéndose en el viento. Me pare, no podía ser cierto, la puerta estuvo cerrada todo este tiempo… Camine arrastrando mis pies en el frío suelo. Me acerque a la puerta, con mi codo la empuje un poco, ni siquiera hizo un movimiento. Enojada me senté en forma india frente a la puerta.
-Si que soy estúpida- me dije a mi misma- ¿Cómo podría estar esa puerta abierta?- me reí, pronto sentí que la perilla se movió, escuche como la cerradura se rompia. La puerta de abrió unos pequeños centímetros, quede paralizada. Mi pelo despeinado cubría mi rostro, me pare en estado de shock… Abri totalmente la puerta con mi codo, la deje escapar para que pudiera moverse sola. Cuando sentí el pequeño golpe en la pared me desperté, salí corriendo.
Luego de correr demasiado, pude ver mi salida, la luz al final del corredor, apunto de abrir la puerta que contenía las hermosas letras en rojo que decía "SALIDA" me tomaron por los hombros.
-¿A dónde cree que va, señorita?- me susurro al oído la voz gruesa de un hombre. Me desespere, empecé a pegar patadas al aire otra vez. Las puertas que una vez se abrieron se cerraban ante mis ojos.
-¡No!- grite mientras me llevaban arrastrando de nuevo al mismo infierno.
A la mañana siguiente me desperté, mis brazos liberados con moretones en ellos me dejaron en mi habitación…
-No escapaste ¿verdad? – sonrió la mujer con la que hable ayer.
-Cállate- secamente.
-Oh, pobrecita, ¿pensó que iba a escapar?- pregunto irónicamente.
-¿Cuál es tu problema conmigo?- la mire desafiante.
-Ninguno niña- me miro sonriendo- Solo me parece estúpido que quisieras escapar de aquí- se acercó a mi. –Para escapar de este lugar, primero tienes que escarpar de este lugar- señalando mi cabeza.
-¿Mi cabeza?- confundida.
-Mente…- dándome la espalda.
-¿Cómo quiere que haga eso? Estamos en un- hundiéndome de hombros.
-En un sanatorio, lo sé, lo sé- me miro- Pero como Alicia que pudo escapar de este mundo al que llamamos hogar, tu podrás hacerlo, si lo hizo una niña pequeña, tú- señalándome- con facilidad lo harás- volviendo a darme la espalda caminando.
La seguí. -¿Cuál es tu nombre?- pregunte mirándola.
-Con gusto, mi nombre es Alicia- me sonrió.
Al darme vuelta me encontré con una mujer, no más de 20 años, pelo rubio, bastante despeinado como si nunca se lo hubiera peinado y mirada perdida.
-¿Una nueva inquilina?- sonrió mirándome.
-Mi nombre es Genevive…- me acerque. –Encantada de- estire mi mano, pero interrumpió.
-¿Cómo la niña de los cortos de Katy Towell?- pregunto alejándose mientras caminaba.
-Sí, algo así…- siguiéndola. -¿Cuál es tu nombre?- pregunté mirándola.
-¿Mi nombre?- me miro con una expresión de superioridad. –Niña, aquí, nadie tiene nombre…- me asusté al escuchar eso.
-No puedes no tener nombre, todos tenemos nombre- los bellos en mis brazos se erizaron, ¿cómo no podía tener nombre? Esta mujer esta loca.
-Pues yo no…- sonrió.
-Usted esta loca- en un momento se quedo para de espalda mio, sentí un frio helado que recorrió mi cuerpo, ¿había dicho algo malo? Me miro, esos ojos perdidos atravesaron mi alma como una daga.
-Aquí- señalando al suelo, obviamente se refería a la instalación. –Todos estamos locos- rio.
-P-pues- mis cuerdas vocales fallaban- Yo no- dije.
-Oh niña, ¿qué te han dicho? ¿Qué te han hecho? Seguramente te dijeron que este era un hospital "Nuevo cristal" ¿no?- asentí. –Esto no es un hospital, esto es un psiquiátrico, loquero, como quieras llamarle, aquí vienen las personas loquitas- ríe. Mi mente entro en pánico, no podía ser verdad, ¿por qué estaba en un psiquiátrico? No había hecho nada malo, no había… Claro, lo entiendo, ahora entiendo todo. Ellos, ellos piensan que incendie el lugar. Mi casa, a mi padre. Corrí, necesitaba hablar de esto con el doctor o lo que sea. Entré indignada.
-¡¿Cómo puede ser que me haya mentido?!- entre indignada.
-Genevive, cálmate…- parándose frente a su escritorio.
-¡¿Calmarme?! ¡Me mintió! ¡Estamos en un sanatorio, loquero, como quieras decirlo!- grite.
-Genevive…- iba a decirme algo pero lo interrumpí al momento.
-Genevive ¡¿qué?!- grite- ¡¿Qué va a decirme?! ¡¿Qué me mintió?! ¿Qué- pronto sentí la puerta abrirse de un golpe, eran dos hombre vestidos de blanco que rápidamente me tomaron, me clavaron una aguja en una parte de mi brazo. Grite, pegue algunas patadas al aire… Pero nada, la vista empezó a fallarme hasta que me quede "dormida".
Desperté entre cuatro paredes blancas, trate de mover mis brazos pero algo no me lo permitía, mire mi torso con dificultad ya que mi vista aun seguía borrosa, era una camisa de fuerza. Me levante asustada. ¿Por qué tenía una camisa de fuerza?
-¡Suéltenme!- grite golpeándome contra las paredes. Nadie me respondía, por más de media hora intente liberarme, pero nada. Me senté en el suelo con lágrimas en los ojos. –Quiero salir, quiero salir- repetía. Las horas pasaban y no me iba de allí, seguía encerrada. Llego la noche, las cosas se veían más terroríficas de lo común. ¿Por qué me hacen esto? Hacerme sufrir por nada ¿realmente lo merezco?
-Huye de aquí…- escuche de vuelta el susurro, no puede ser, estoy sola.
<<Es solo mi imaginación>> pensé <<Me estoy volviendo como ellos>> riéndome para mis adentros.
-Vamos vete- dijo la voz otra vez incitándome a salir de aquí.
-¿Cómo?- susurre a la nada.
-La puerta…- susurro otra vez perdiéndose en el viento. Me pare, no podía ser cierto, la puerta estuvo cerrada todo este tiempo… Camine arrastrando mis pies en el frío suelo. Me acerque a la puerta, con mi codo la empuje un poco, ni siquiera hizo un movimiento. Enojada me senté en forma india frente a la puerta.
-Si que soy estúpida- me dije a mi misma- ¿Cómo podría estar esa puerta abierta?- me reí, pronto sentí que la perilla se movió, escuche como la cerradura se rompia. La puerta de abrió unos pequeños centímetros, quede paralizada. Mi pelo despeinado cubría mi rostro, me pare en estado de shock… Abri totalmente la puerta con mi codo, la deje escapar para que pudiera moverse sola. Cuando sentí el pequeño golpe en la pared me desperté, salí corriendo.
Luego de correr demasiado, pude ver mi salida, la luz al final del corredor, apunto de abrir la puerta que contenía las hermosas letras en rojo que decía "SALIDA" me tomaron por los hombros.
-¿A dónde cree que va, señorita?- me susurro al oído la voz gruesa de un hombre. Me desespere, empecé a pegar patadas al aire otra vez. Las puertas que una vez se abrieron se cerraban ante mis ojos.
-¡No!- grite mientras me llevaban arrastrando de nuevo al mismo infierno.
A la mañana siguiente me desperté, mis brazos liberados con moretones en ellos me dejaron en mi habitación…
-No escapaste ¿verdad? – sonrió la mujer con la que hable ayer.
-Cállate- secamente.
-Oh, pobrecita, ¿pensó que iba a escapar?- pregunto irónicamente.
-¿Cuál es tu problema conmigo?- la mire desafiante.
-Ninguno niña- me miro sonriendo- Solo me parece estúpido que quisieras escapar de aquí- se acercó a mi. –Para escapar de este lugar, primero tienes que escarpar de este lugar- señalando mi cabeza.
-¿Mi cabeza?- confundida.
-Mente…- dándome la espalda.
-¿Cómo quiere que haga eso? Estamos en un- hundiéndome de hombros.
-En un sanatorio, lo sé, lo sé- me miro- Pero como Alicia que pudo escapar de este mundo al que llamamos hogar, tu podrás hacerlo, si lo hizo una niña pequeña, tú- señalándome- con facilidad lo harás- volviendo a darme la espalda caminando.
La seguí. -¿Cuál es tu nombre?- pregunte mirándola.
-Con gusto, mi nombre es Alicia- me sonrió.
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Agh!!! Refunfuñó la chica "Olvídalo" exclamó mientras se recargaba junto a la ventana.
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Finnceline--Cap1
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Segundo capitulo, espero que les guste.
© 2012 - 2024 LaReinaNigthmare
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Pobre niña, pero como le hará para escapar de ese infierno? Ya espero la continuación, tu historia es muy buena.