Accidentalmente en nevermore I.

Capitulo 1: Come as you are.

En algún lugar de Alabama, Estados Unidos dos chicas que nunca se conocieron se dirigen al mismo reformatorio juvenil. Minerva, una chica alta, pelo largo liso pero rizado en las puntas y ojos dorados estaba en el auto esperando a que llegara el momento de entrar a esa cárcel que llaman reformatorio juvenil.

-Hija te llevamos allí para que te comportes, por que sabemos quien eres- dijo la madre sonriendo falsamente. Minerva solo suspiro.

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En otro auto, no muy lejos del anterior, Lizzie, cabello marrón puntas azules, ojos del mismo color y piel blanca como la nieve, escuchaba música para poder despejarse un poco aunque aun estaba en shock por la noticia.

Las dos llegaron al mismo tiempo, tomando sus cosas las dos bajaron al mismo tiempo, Minerva con mochila en su hombro y Lizzie un bolso grande en su mano.

-Linda mochila…- dijo Lizz mirando de arriba a abajo a Minerva.

-Gracias, aunque es vieja. Lindos auriculares- dice mirándola.

-Gracias, ¿tu no tienes?- pregunto.

-No- suspira- Se me rompieron ayer, pero en cuanto tenga dinero me comprare unos nuevos- dijo. Lizz tomo su mochila, abrió un pequeño bolsillo y de allí saco otros audífonos.

-Toma- entregándoselos.

-No…- negando con la cabeza- no podría aceptarlos- dice nerviosa.

-Tómalos, tengo más, además no me gusta cuando una persona no tiene auriculares- se los da.

-¿Estas cierta de esto?- pregunto confundida.

-Sí- asintió, tomando sus cosas y entrando a la gran casa. Minerva la siguió. Una señora no de más de 30 años las recibió con una mueca en su rostro.

-¿Ustedes son las nuevas?- con una pisca de desprecio en su voz mirándolas de arriba a abajo como si fueran carne. –Tendrán que compartir habitación si no es molestia- tomando sus manos.

-A mi no me molesta- dice Lizz subiendo las escaleras.

-No me importa- caminando dijo mientras miraba a las otra chicas con uniforme, suspira.

–No encajare aquí ¿verdad?- se dijo a ella misma, al subir las escaleras se encontraron con una gran pasillo con miles de puertas, la del final era la suya. Al entrar encontraron dos camas totalmente hechas con dos uniformes en ellos, los que tendrían que usar todo el año. Lizz se acercó al suyo tomando, dentro de su mochila, unas tijeras. Poco a poco empezó a cortar el uniforme.

-¿Sabes que te mataran?- pregunto mirándola Minerva.

-No…- mirándola con una sonrisa malévola. –Se rompió el uniforme, de la nada, lo juro- actuando culpablemente. Minerva ríe mientras se frota los ojos y la cara dejándolos llorosos.

-Lo juro, no fui yo- dijo Minerva con lágrimas en el rostro….

-Parece que será un año largo- dijo Lizz mirando a la ventana mientras se tiraba en la cama. Minerva se tira al lado.

-¿Tu crees?- suspira mirando al techo.

-Buenas…- dándole la espalda, las dos se duermen al minuto. A la mañana siguiente las dos chicas seguían aun dormidas, una escuchando música la otra dormida plácidamente en la cama. La señora que las recibió por primera vez entra tranquilamente a la habitación con los brazos cruzados viéndolas a ambas.

-Señoritas, arriba- dice con voz tranquila.

-¿Por qué en la mejor parte del sueño?- aun con los ojos cerrados contesta Minerva, Lizz no escucho.

-¡Arriba señoritas!-grito. Lizz cae de la cama del susto.

-¡Mierda!- con mirada asesina y sacándose los auriculares.

-Prepárense- retirándose.

-¡Aviso!- grito Minerva haciendo que la miraran. –Nuestros uniformes están rotos- señalando a las pilas de telas en una silla en el rincón.

-Entonces tendrán que usar su ropa común- dijo suspirando mientras se retiraba, las dos asintieron. Lizz tomo ropa de su bolso y entro al baño cerrando la puerta, dejando la música. Minerva tomo los auriculares y empezó a escuchar la música mientras cantaba en voz baja.

-¿Qué haces?- pregunto Lizz mirándola mientras salía del baño con una remera de Green Day.

Mientras cantaba bajo no la escucho, Lizz toco su hombro. -¡Hey! ¿Estas bien?- pregunto con una ceja levantada. Pego un pequeño salto de sorpresa mientras se sacaba los auriculares.

-L-lo siento- tartamudeo bajando la cabeza.

-No importa- le sonríe amablemente Lizz. –Tenemos que bajar para desayunar- dijo mientras se ponía una bota.

-Claro- tomando un saco con el signo de Nirvana en el.

-Siempre he visto ese logo pero no se de quienes son- mirando su abrigo.

-De Nirvana, ¿no los conoces?- pregunto confundida. Lizz negó con la cabeza. –No sabes lo que te pierdes- dijo bajando las escaleras.

-Los escucharé luego- dijo acompañándola. Al bajar se encontraron con una gran mesa, no tan grande pero tampoco tan pequeña.  Con chicas comiendo a su alrededor.

-¿Así que ustedes son las nuevas?- pregunto una chica rubia tomando su té. -¿Qué hicieron para llegar aquí?- pregunto mirándolas.

-No quiero hablar de eso- bajando la cabeza dijo Minerva.

-Tengo una pequeña idea…- le susurro. -¡Miren Justin Bieber!- grito señalando a la nada.

Las chicas ansiosas giraron su cabeza hacia el punto fijo mientras que Lizz tomo la muñeca de Minerva y salió corriendo de allí.

-¿A dónde vamos?- corriendo al lado de ella.

-No sé pero a cualquier lado menos este- dijo corriendo más rápido. Corrieron lo más rápido que pudieron hasta encontrarse con las grandes rejas frente a ellas. –Me gustaría irme de aquí- suspiro mirando al otro lado.

-¿Crees que podremos trepar?- pregunto mirándola.

-¿Cómo así?- pregunto confundida.

-Tu quieres irte, yo quiero irme, podremos hacerlo si trepamos esto- señalando la reja.

-Sí- mirando la reja. –Creo que podremos subir- dijo.

-Entonces esta noche lo intentaremos- dando la media vuelta y volviendo a caminar a la casa.

-¿Qué harás si llegamos a irnos de aquí?- pregunto siguiéndola.

-Conseguiré trabajo o eso intentare y viviré sola, por que no volveré a mi casa- mirando a la nada.

-¿Puedo vivir contigo? –mirándola. –No quiero volver a casa- caminando.

-Claro- volviendo entrar a la casa. Las chicas siguen tratando de encontrar a Justin. Las dos subieron a su cuarto y juntaron las cosas en sus bolsos…

-Espero que podremos salir- rogando Minerva. Era el momento, las chicas esperaron que todos durmieran que nada se escuchara solo el viento mismo, para salir de la casa, dirigirse hacia las rejas. Minerva fue la primera en subir hasta llegar a la cima y quedarse allí.

-¿Quieres ayuda?- estirándole la mano. Lizz la tomo y las dos pudieron pasar al otro lado.

-¡Si!- dijo feliz Lizz.

-Pudimos pasar pero es mejor correr para que nos encuentren- dijo corriendo mientras Lizz la seguía.